Seguro que ya sabes que cuidar el exterior de la casa es tan importante como cuidar el interior. Pero muchas veces nos surgen dudas sobre qué hacer con las zonas exteriores. ¿Te has planteado alguna vez tener un jardín zen? Requiere pocos cuidados y consigue un efecto único.
El jardín zen de exterior se caracteriza por estar formado por elementos secos como las piedras y la grava, con una decoración minimalista y una presencia de vegetación también mínima, lo que crea un ambiente que invita a la reflexión y el descanso.
Este tipo de jardines existen desde hace más de cinco siglos, pero es en la última década cuando se han empezado a popularizar en Occidente.
Debido a sus características quedan bien tanto en espacios grandes como en áreas más pequeñas.
En un espacio de este tipo puede haber pocas cosas, pero todas ellas han sido meticulosamente seleccionadas y colocadas. Es decir, que si quieres un jardín zen casero lo primero que necesitas es hacer un croquis de tu diseño.
Ten muy en cuenta los elementos básicos, que son:
- Grava y arena. Se trata de crear un “mar” seco. Puedes combinar arena fina con guijarros de diferentes texturas y tamaños. También puedes usar materiales de diferentes colores y tonalidades para crear diferentes combinaciones.
- Agua. En todo buen jardín zen que se precie debe estar presente el agua. Si tienes un espacio grande puedes plantearte poner un estanque, pero si tus dimensiones son limitadas puedes incluir una pequeña fuente.
- Vegetación. Helechos, bambú y hierba son los elementos más utilizados. Pero también puedes apostar por árboles de hoja perenne como el pino, o de hoja caduca como el arce. Lo importante es no incluir demasiada vegetación. Aquí las plantas son un complemento, no las protagonistas.
- Un Buda. Estos espacios están muy vinculados con el budismo, por lo que nunca queda mal incluir en un jardín zen una estatua de Buda en posición de loto o tumbado.