Dada la gran cantidad de opciones que tenemos para elegir entre los distintos tipos de pavimentos exteriores, en el momento de la selección resulta algo complicado. Necesitamos descartar todo aquello que no se ajuste a nuestras necesidades y intentar aclarar cuál es el mejor en nuestro caso.
Por ello, vamos a hablar de cuáles podrían ser los mejores pavimentos para cada exterior y a cuál se le puede sacar más partido para la decoración del espacio.
Qué tipos de pavimentos exteriores existen y cuando escogerlo
- Grava blanca: si quieres dar luminosidad al exterior de tu casa, en la grava blanca encontrarás el mejor tipo de pavimento. Un material natural, aunque lo sea menos que la grava de colores, que quedará bien en espacios grandes y que no necesita de muchos cuidados.
- Piedra o bolo de río: se conoce así porque son las típicas rocas que podemos ver en la orilla de cualquier río. Con un tamaño medio y de colores grisáceos y marrones, en ellas reinan los cantos redondeados y la desigualdad para dar un aspecto desenfadado al pavimento.
- Canto negro o piedra de Igea: este caso es menos común verlo como pavimento, sino que su característico color negro se ve en macetas o espacios reducidos dentro de la zona exterior. Esta piedra negra es propia de España, concretamente de La Rioja, y consigue dar una alta exclusividad a la decoración de tu patio puesto que es muy poco común.
- Piedra volcánica roja: para conseguir un exterior diferente, las piedras volcánicas en tonos rojizos pueden ser una gran opción. Indicado en espacios en los que se necesita una humedad continuada ya que es un muy buen material para mantener cierta cantidad de agua durante un tiempo.
- Losa de pizarra: con estas losas de piedra natural se da un aspecto desenfadado y característico a tu exterior. Estas losas de pizarra pueden encontrarse con aspecto rugoso, con óxido, lisas, cuadradas, rectangulares, de diferentes medidas…de esta forma siempre se encontrará la forma de que puedan encajar en cualquier lugar. Cuidado con la lluvia sobre las losas porque pueden volverse muy resbaladizas, por eso no las verás junto a piscinas, a no ser que sea a modo de caminos o decoración menor. A pesar de ello, existen tratamientos adaptados para no tener que temer a las caídas al andar sobre ellas.
Por lo general, todos estos pavimentos son fáciles de mantenerse limpios. Además, con las lluvias y los riegos los mantienen en buen estado. Si se trata de grava pequeña, con un rastrillo se pueden retirar los residuos de mayor tamaño como pueden ser las hojas del otoño. Además, el uso del rastrillo ayudará a nivelar las piedras y que el suelo quede más uniforme. También podemos aumentar la calidad del terreno con una malla estabilizadora de grava, que permitirá a los vehículos y usuarios circular sobre una superficie sólida sin los desniveles típicos de las zonas con tierra.
Cada una tiene sus ventajas y sus desventajas, pero si se quiere cuidar bien de ellas y se instalan de una forma adecuada, cualquiera puede quedar bien en tu patio o tu jardín. Juega con los colores y con las medidas que se encuentran a la venta en el mercado y verás cómo puedes conseguir una estampa ideal en el exterior de tu hogar.